Capitulo 27
Capítulo 27
{Esperanza}
Leo en el diario de mi hermana, con fecha 2 de marzo de 1952: «Luego vinieron los empleados de Chicote a preparar las cosas…» Era la celebración del nacimiento de su primer nieto varón, vinieron los amigos de la familia de Tánger, quiero decir «desde Tánger», la mayoría en avión: Nino Tomasi, Giovannina Petri, su hija Marigu, Enrique Cueto (desde Jaén), y un larguísimo número de invitados, ya que nos cuenta que eran más de 50.
El bar Chicote sigue abierto después de varios cierres, de sus cócteles no opino, y espero la opinión del barman Alberto Gómez Font. Esos días en Madrid transcurrieron sin grandes novedades, fue al cine varias veces; escribe: «Fuimos a ver en el cine Coliseum “Las minas del rey Salomón”, una película en tecnicolor muy bien hecha». Naturalmente fue de compras a Galerías Preciados, al Sepu y a los Almacenes Eleuterio, y también a comprar algo en Mantequerías Leonesas.
En su diario nunca, jamás, habla del trabajo de sus hijos, ya que en la familia nadie trabajaba; solo se vivía de rentas,
{Enrique}
Los tangerinos no eran muy trabajadores, no mas de medio día, y su fin de semana era largo; no todos se permitían ese lujo, pero era muy normal que se trabajase solo por las mañanas, y ya está; naturalmente hablo en términos generales y quizás no tan generales, yo era un niño y ahora me entero de que, por ejemplo, un gran amigo de la familia, Luis Dotto, trabajaba en un banco, y de hecho se fue a Nueva York con un muy buen puesto en otro banco de allí, creo que el Chemical Bank; fue la última vez que lo vi (1979), y más tarde se retiró en Marbella y me quedé con muchas ganas de volverlo a ver. Da rabia no haber tenido conversaciones más largas y más constantes con muchas de las persona, amigos y familiares que ya han fallecido; al ver las fotos de los álbumes que estamos ordenando, de pronto aparece la de tal o cual persona y, por pereza o por dar prioridad a otras personas no tuvimos esa conversación que ahora echamos de menos.
Cada vez que viajo a Madrid, intento ir a visitar y quedarme a comer con mi tío Luis M. Chappory; ya cumplió 92 años y quiero escucharlo muchos años más, por cierto, su gran amigo era Luis Dotto.