Para alguno de ustedes este será el único capitulo que van a leer, la segunda parte es, por el tema que trata, mejor dicho como trato este tema, algunas personas por su antisemitismo no van a seguir leyendo.

A finales de los años setenta viajé  Israel como voluntario al Kibbutz Nir Oz, era joven y ya había recorrido medio mundo, por no decir mas de medio. Descubrí la casi perfección de una pequeña población, 400 habitantes, pequeña fabrica, grandes campos de cultivos ganados al desierto, a pocos metros de Gaza su población y sus playas a las que algunos días fui a bañarme, el único contacto con dicha población era con los árabes que venían al Kibbutz a trabajar en su fabrica de pinturas y guantes de plástico y en el campo, con una relación de empleador y trabajador, salarios y horarios similares a los que los israelíes recibían. Mi vida allí era la del típico voluntario en un Kibbutz es decir trabajaba en la fabrica, tenia una pequeña habitación en una casa con jardín, comía en el comedor, en fin una vida mas que agradable, sin televisor pero con radio y un montón amigos con los que me reunía cada noche escuchar música, bailar e intentar ligar sobre todo con las voluntarias que venían de los países nórdicos.

Un día un compañero de trabajo de la fabrica, miembro del Kibbutz, me invito a tomar café en su casa para que conociera a su cuñada que hablaba español, soltera guapa y joven, como es sabido los judíos tiene la “obligación” de conseguir novia/pareja a alguno de sus familiares solteros , no, no solo pasa en las películas es la vida real. Total que esa tarde fui a su casa a tomar café y al entrar comprobé la encerrona que había preparado, en la sala estaba su cuñada, su madre y su padre, me refiero a los padres de su cuñada, su famosa cuñada que poco a ningún caso me hizo, de hecho la invite a tomar una cerveza en el pub del Kibbutz y allí estuve esperándola al menos una hora y no se presento, a mi me dio plantón, a “Enrique le dejo plantado”. Un par de semana después en el tablón de anuncios del comedor había un pequeño aviso en el que estaba escrito Enrique llama a Lili, teléfono …. firmado Larry mi compañero de trabajo, cuando volví a la fabrica le pregunte quien era Lili y me recordó que era su cuñada la chica del plantón, así que la llame, me contó lo que aquel día me pareció la tipica mentirigilla, la de un dolor de cabeza que le impidió venir a la cita, algo que me resultó verdad varios años después, pues para hacer la historia corta al poco tiempo nos casamos y la verdad sus jaquecas eran terribles. Tuvimos dos hijos al niño le pusimos de nombre Nir en recuerdo del lugar en donde nos conocimos. Mis vivencias en el Kibbutz son difíciles de explicar pues no es solo una forma vivir, de ver la vida y sobre todo de conocer personas que en aquella época me parecieron únicas. La segunda parte de este capitulo lo publicaré en los próximos días, no hay fotos que hieran la sensibilidad de las persona, los hechos que narro si.