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Capitulo 7

[Esperanza]

Hablar de comer en Tánger no es solo alimentarse, es sobre todo disfrutar de las tradiciones en una bandeja para ser servida en una mesa con la familia sentada alrededor, y según el día de la semana, también con velas.

Todas las recetas son únicas, pero entremezcladas según los diferentes países de procedencia. Estoy a la espera de hablar con Enrique, que me ha dicho que durante la mañana me dará una receta que Simita Levy le va a dictar; naturalmente hablo de la adafina, posiblemente el antecesor del cocido de los miércoles en Madrid, aunque la adafina es comida de los sábados sefardíes, puesta a cocinar el viernes por la noche. Es un plato muy completo; tiene todos los ingredientes precisos para que la digestión sea suave y tengas hambre al poco tiempo: cordero, garbanzos, aceite de oliva, huevos, cebolla, patatas, ajo, pimienta, canela, clavo y una pizca de comino, en fin lo dicho, digestión sin problemas, y el preludio de una buena siesta.

Típico de Marruecos (plato bereber) es el cuscús (o alcuzcuz), quizás el plato más antiguo que sigue vivo en nuestra era. Me llama la atención no solo sus componentes, sino que en algunas familias lo sirven con azúcar a un lado para que quien lo desee la espolvoree sobre la sémola, entiendo que a muchos de los lectores se les haga la boca agua.

Del centro de Europa y Rusia los platos son de kilocalorías (no de calorías a secas), como por ejemplo el gulash de Hungría que es para comer cuando fuera de la casa hace muchos grados bajo cero y la nieve te invita a no salir y a calentarte con un buen plato de ese sabroso guiso de ternera. En Tánger se disfruta en invierno cuando no hay nieve, pero llueve mucho.

[Enrique]

Con el permiso de Alberto Gómez Font (lingüista y corregidor/corrector de esta novela) copio de su libro «Cócteles tangerinos de ayer y de hoy» uno de los cócteles que, en mi opinión, mejor refleja la unión del Atlántico con el Mediterráneo. Su nombre no puede ser otro que el de Cóctel cabo Espartel. Y su composición es la siguiente: 2 partes de whisky, ½ parte de jugo de limón, dátiles deshuesados y hierbabuena En el vaso de la coctelera de plata se introducen tres dátiles, cuatro o cinco hojitas de hierbabuena, el jugo de medio limón, y se machaca todo con la parte plana de la cucharilla mezcladora, añadir 3 copas de whisky, agitar la coctelera llena de hielo, y servir en copas de cócktail congeladas, con un dátil y una hojita de hierbabuena dentro.

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