Capitulo 14
Capítulo 14
[Esperanza]
Hoy quiero hablar de dos asuntos; el primero es contarles cosas de mi abuelo materno —Aníbal Rinaldi Fabrique—, que fue el pionero en construir en Tánger multitud de inmuebles y el primer hotel a las afueras de la Medina, el Hotel Cavilla, que funcionó hasta mediados del siglo pasado, y en donde estaba se construyó el Cine Rex, que luego pasaría a llamarse Cine Rif.
Mi hermana tuvo muchos problemas con el inquilino, creo que de apellido Cohen o quizás Levy; el abogado Palma litigó durante muchos años y no sé (o no me acuerdo) cuál fue el final de aquel litigio.
Mi abuelo Aníbal fue el traductor oficial del general Leopoldo O’Donell en tiempos de la Guerra de África; bueno, en alguna de las muchas guerras que España libró por estas tierras de Marruecos. Aníbal dominaba el árabe, el hebreo y al menos otros diez idiomas más. Murió en villa Eugenia cumplidos los 93 años, en el año 1923.
Adjunto un documento muy interesante del pasaporte de la hija de su mujer, a la cual adoptó y le dio su apellido; me refiero a Irma Rinaldi Guasmani, nacida en Jerusalén y española de origen. En el documento se puede leer que en su pasaporte se pedía a las potencias aliadas, y a su vez a sus otros países aliados o neutrales, que no le pusieran ningún impedimento en su viaje, y que le facilitasen los auxilios necesarios. Año 1917, el cónsul de España (canciller) José Fernández Alarcón.
Con referencia a su amistad con Mariano Bertuchi, cuenta que en una visita que hizo a Granada le preguntó que quería de regalo y el niño Mariano le pidió un traje de árabe; mi abuelo lo llevó a Tánger y de allí nació el amor de Mariano con Marruecos en especial con Tánger y Tetuán, En Villa Eugenia hubo muchísimos cuadros pintados por Mariano; me cuenta Enrique que el tiene varios y que todavía hay uno en casa de Luis María Chappory, que representa una gran batalla.
[Enrique]
Hablar de mis negocios y de los treintaitrés proyectos que llevé adelante en mis últimos cincuenta años es hablar de algún que otro éxito y de multitud de fracasos; se dice que se aprende de los fracasos, mas en mi opinión y por mi experiencia se aprende de los éxitos ya sea en los negocios o en la vida. Mi principal fracaso fue debido a mi inocencia, que aún mantenía con 47 años ya cumplidos; por ese motivo adjunto foto de cuando era tan inocente como más adelante he seguido siendo y creo que sigo siéndolo: inocencia pura y dura que no se pierde por culpa de la edad.
En unas líneas cuento mi experiencia en la formación de una sociedad con la mayor empresa hotelera de España, me refiero a Hoteles Meliá, que hace veinte años se llamaba Sol Meliá. Fundamos la filial Sol Meliá Israel con el objetivo de gestionar hoteles en aquel país, y me ahorro los detalles… Inauguramos el primer hotel en Jerusalén (Meliá Chen) y teníamos en cartera marcha varios más, hasta que un día, hace ahora veinte años, al llegar a mi despacho escuché un mensaje en el contestador automático; era el director internacional de Meliá (Juan Caldentey) y me decía que estaba viendo en la televisión la noticia del atentado terrorista que hubo ese día en Tel Aviv: Me imaginé según lo escuchaba, que nos iba a preguntar si todos estábamos bien, mi sorpresa fue que en lugar de eso dijo que esa situación era mala para el Hotel Meliá Chen y en general para todo el negocio. Pocas semanas después se fueron de Israel, repatriaron a su personal y ganaron el juicio que les interpuse en Palma de Mallorca; de hecho mi demanda no fue ni siquiera admitida a trámite. La inocencia tiene el problema de que cuando tienes enfrente a alguien que no la tiene o que nunca la tuvo, tienes todas las de perder, (me gusta la palabra tienes y la repito por ese motivo).